periodismo loreto

Articulos escritos por el periodista Jaime Vásquez Valcárcel desde Iquitos, capital de la Amazonía peruana.

Wednesday, December 13, 2006

Viva la libertad de prensa

Leo en medio del bullicio de La Purísima que el Vigésimo Tercer Juzgado Penal de Lima absolvió al periodista Pedro Salinas en el proceso judicial que le entabló el ex congresista Jorge Mufarech por el supuesto delito de difamación agravada. Sigo leyendo en medio del bullicio de La Purísima que de acuerdo a la sentencia emitida por la jueza Ena Uriol Alva, el querellante (Mufarech) descontextualizó e interpretó distorsionadamente las columnas de Salinas, las que contenían “una opinión periodística crítica y fiscalizadora a su gestión como funcionario público (…) pretendiendo el querellante con esta demanda inducir al Poder Judicial a que se sancione una opinión periodística”. Continúo la lectura ante el contínuo bullicio de La Purísima que la absolución señala que “la libertad de expresión garantiza que las personas pueden transmitir y difundir libremente sus ideas, pensamientos, juicios de valor u opiniones”. Y la nota termina con una palabra que minimiza cualquier bullicio de cualquier purísima que se celebre: Enhorabuena.
En esa misma línea, pero ya con la resaca ajena de las copas que se habrán bebido mis amigos en la fiesta patronal del distrito “más pituco” de Iquitos, leo con beneplácito que la organización Reporteros Sin Fronteras (RSF) pidió una investigación sobre el ataque que sufrió el periodista peruano Wilman Caychigua Robles, quien se debate entre la vida y la muerte tras haber sido herido en una manifestación. "Pedimos que una investigación establezca rápidamente las responsabilidades en este drama, y en particular las de la policía que abrió fuego sobre los manifestantes", indicó RSF en un comunicado. Wilman Caychigua es colaborador de la emisora "Radio Inca Tropical" y del diario "El Chasqui" y resultó gravemente herido de bala cuando participaba en una manifestación en Abancay.
Hace algunas horas nos reunimos un grupo de colegas para hablar de nuestro trabajo. Lo hemos hecho con sinceridad y analizando el texto de Ryszard Kapuscinski que tiene el sugerente título de “Los cínicos no sirven para este oficio”. Alguien sugirió que el título para Iquitos debería ser “Los cínicos SI sirven para este oficio”, al escuchar la narración de las vivencias de un colega con relación al comportamiento de otros. Más allá de las experiencias y las confesiones que nos hicimos, resulta reconfortante comprobar que nos damos tiempo para hablar de nuestra profesión. Sin tapujos, sin falsas poses y, como sugirió alguno de los presentes, lo hagamos con la mayor sinceridad posible. Y también cogemos la sugerencia que este tipo de reuniones se haga con mayor frecuencia. Ojalá así sea y en nuestras diferencias y contradicciones nos vayamos encontrando en el camino de búsqueda de la verdad que abrazamos todos los que hacemos periodismo de verdad. Los que lo hacen con mentiritas simplemente no deben ser tomados en cuenta. Tanto Paco Bardales en este diario como Luz Marina en el diario “La Región” han hecho referencia a esta reunión que esperamos pueda repetirse y ampliarse con más invitados. Era una reunión “entre nosotros” pero nos complace que se haya hecho inevitablemente pública, con las disculpas del caso.
Van estas tres circunstancias como prueba que la libertad de expresión siempre se mantiene viva y los periodistas tenemos que dar vivas por ello que es la esencia del trabajo que desarrollamos. Pedro Salinas, quien es uno de los articulistas más directos y desprejuiciados de la prensa escrita nacional, ha tenido que soportar un juicio interpuesto por el entonces congresista Jorge Mufarech, quien le preparó una artillería pesada judicial que, final y felizmente, no pasó y hoy, años después, Pedro -junto a los que siempre estamos al pie del cañón- puede respirar tranquilo porque la libertad de expresión para los políticos, autoridades y –aunque usted no lo crea- algunos periodistas es un derecho humano, sólo equiparable al derecho a la vida. Lo que sucede con Wilman Caychigua no sólo debe recibir la solidaridad de Reporteros Sin Fronteras sino de todos los colegas del mundo porque la herida de bala que tiene es una vena abierta y su sangre –así sea metafóricamente- la debemos sentir como propia y, por ello, impedir que siga siendo derramada. Y, la reunión a la que me referí en el párrafo anterior, nos debe motivar a ser cada día mejores y saber que de la discusión siempre saldrá la luz, sea la misma atrevida, sincera, osada, pero –por favor- sin cinismo porque ya sabemos que los cínicos –como nos recuerda el polaco Kapuscinski- no sirven para este oficio y ni siquiera sirven como ciudadanos.

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