periodismo loreto

Articulos escritos por el periodista Jaime Vásquez Valcárcel desde Iquitos, capital de la Amazonía peruana.

Wednesday, November 14, 2007

Querellado

Hace tiempo da vuelta en mi mente aquello de realizar una especie de año sabático donde un poco distanciado –nunca alejado- del quehacer periodístico diario de rienda suelta a varios proyectos bibliográficos que tengo en mente. Ya van tres oportunidades que intento sumergirme en lecturas postergadas y confinarme en algún albergue selvático por un tiempo prudencial para concretar esos proyectos y los tengo que postergar. Y parece que una maldición, inexplicable aún, se apodera de mi tiempo y espacio cada vez que estoy a punto de empezar el primer boceto de todo lo que tengo en mente.
El año pasado, lejos de ser sabático, fue uno de los más revoltosos para mi en el mundo periodístico. Un tipo miserable política y familiarmente se sintió ofendido porque le dijimos con todas sus letras todo lo que el cargo le beneficiaba de mala forma. Llevó el caso al Poder Judicial, nos persiguió como más pudo, intentó por todos los medios que disponía de encarcelar a quienes le habían dado cobijo sin saber lo que se traía. Todo eso lo hizo con la complicidad ingrata de algunas personas que se decían periodistas pero se comportaron como canallas. Recorrimos los pasillos del Poder Judicial y algunos uniformados, bajo la atenta mirada de camarógrafos enviados con la venia rastrera de su jefe y jefa ediles, quisieron meternos al calabozo del Palacio de Justicia. No habían podido antes y no pudieron en esa oportunidad. Solo nos bastó esperar las elecciones para que el pueblo diera una bofetada donde más le duela a ese pordiosero de la política. Así fue. No logró ni seis puntos, cuando él mismo se encargaba de recorrer los medios de comunicación diciendo que su reelección estaba asegurada. Sus candidatos y candidatas a regidores repetían lo mismo. Me cuentan los colegas que esa tarde de las elecciones la cara de ese mendigo de la politiquería era inconfundible: se le estaba yendo las gollerías que los proveedores le habían (mal) acostumbrado a (mal) vivir. Hoy ese mismo personaje y sus seguidores(as) tienen que pedir por favor para salir en los diarios y –aunque en política nada está dicho- está reducido a la mínima expresión. Finalmente el periodismo ganó y el miserable ha buscado testaferros para poner algunos negocios como venta de comida y venta de telefonía móvil. El estar impedido de poner los negocios con su propio nombre es solo una parte de la miseria humana que un tipo figureti como él está condenado a padecer.
Este año no será la excepción en cuanto a los avatares periodísticos. Un pastor evangélico inició un juicio en mi contra. Un ex director de Educación hizo lo mismo hace algunos meses. Un abogado me querelló hace pocos días. Un ex funcionario gubernamental ha hecho lo mismo judicializando un caso estrictamente periodístico. Vaya, vaya. Tendré que postergar una vez más las lecturas escogidas, suspender los escritos prometidos y anular –quién sabe- los proyectos contemplados porque no termino de salir de un caso y ya estoy ingresando a otro. No me meto porque quiero, es verdad, pero quien está seguro de lo que escribe no puede más que ratificar su vocación cada vez que lo sabático se posterga. Hoy no existe una sino por lo menos cuatro querellas que probarán no solo mi vocación sino que lo aquí escrito era parte de una necesidad sino una obligación.

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