periodismo loreto

Articulos escritos por el periodista Jaime Vásquez Valcárcel desde Iquitos, capital de la Amazonía peruana.

Tuesday, March 13, 2007

Se acabó la gollería


El gobierno de Alan García ha vencido al sindicalismo arcaico del SUTEP. Y esa derrota se puede percibir en Lima como en provincias. Y es que bastaba con dar algunas estocadas para que los dirigentes sutepistas terminaran como actualmente se encuentran: rezagados, cuando no agazapados, únicamente limitados a dar explicaciones mediáticas sobre las intenciones del gobierno. Pero en realidad los dirigentes no sólo fueron derrotados por la audacia del actual Presidente de la República sino por la propia inoperancia sindical que ya devenía en caduca porque no sólo se resistía a renovar cuadros sino a renovar pensamientos que guiaba sus acciones por varias décadas. Una de esas gollerías era la licencia sindical que gozaban los dirigentes y que el Poder Ejecutivo no hizo más que mostrar a la opinión pública.

Según la Ley del Profesorado se establecía que el profesor tiene derecho a la libre sindicalización y asociación y que el Ministerio de Educación reconoce y garantiza el desarrollo de las funciones del personal que ejerza representación sindical o asociativa. Según el reglamento los maestros que ejercen representación sindical tienen derecho a licencia con goce de haber por el período que dure su mandato. Pero la proporción que tenían era por demás injusto y pronto los dirigentes se dieron cuenta que era la fórmula para ganar sin trabajar y, lejos de utilizar ese tiempo que el sindicalismo les entregaba para diseñar estrategias de desarrollo para la propia organización, hicieron todo lo posible no sólo para mantener esos privilegios sino para centralizarlo en una cúpula. Ahí ahora están las consecuencias.

Sólo para referirnos al ámbito regional y provincial debemos indicar que los sutepistas loretanos tenían para la jurisdicción de Loreto un máximo de doce representantes y para las provincias podían contar con un representante por cada una de las siete con las que cuenta la región. Lo que fácil llevaba a que en Loreto tuviéramos 19 dirigentes con licencia sindical que no estaban obligados a nada pero que mensualmente cobraban como si dictaran clases. Cobraban sin trabajar y sólo bastaba que fueran de vez en cuando al local del sindicato para hacer acto de presencia y punto. A eso se acostumbraron varios dirigentes. Algunos que yo conozco siempre se mostraron en desacuerdo con este aprovechamiento. Pero siempre fueron minoría. Con el agravante que si persistían en dicha posición eran acusados con los adjetivos más sorprendentes y relegados a un segundo plano. Y, claro, los que se aferraban a esta licencia nunca se pusieron a pensar que ese “beneficio” terminaría perjudicándolos como organización. Hoy el Sutep está disminuido y es un referente para el propio Presidente de la República para mostrar su fortaleza ante la opinión pública.

Alan García ha dicho hace unos días en un pueblo joven de Lima que los dirigentes el Sutep creyeron que el gobierno nunca se enfrentaría a ellos y ahora, reiteró, han tenido que aceptar la evaluación como un paso para mejorar la calidad educativa. Eso no es tan cierto. Porque si la extirpación de la gollería sindical de la que hasta hace poco gozaba el SUTEP no se le acompaña de medidas igual de audaces para que se mejore la calidad educativa habremos perdido una nueva oportunidad de hacer una verdadera revolución en el sector. El gobierno está en posibilidades de lograr esa revolución. Lo paradójico es que en ese camino parece que no contarán con el apoyo sutepista, lo que también sería un error producto de la miopía que evidencian varios dirigentes del magisterio nacional y regional.

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