periodismo loreto

Articulos escritos por el periodista Jaime Vásquez Valcárcel desde Iquitos, capital de la Amazonía peruana.

Monday, February 05, 2007

¿Será verdad todo esto?

No he venido a hablar de política. He venido de paseo con unos amigos. Navegaremos por el Amazonas. Todos alguna vez se equivocan. Estaré siete días en la selva. ¿Va a comer tacacho, doctor? Comeré de todo, juane también. Coma suri, doctor. Doctor, me firma un autógrafo, por favor. ¿Cuál es tu nombre? Hola, cómo estás. Tú eres de RPP, estás en todas partes. Vamos a ver a unos chinos que pusieron por equivocación en la Plaza de Armas. Esto casi nadie lo sabe. Mario, Mario, te están saludando por los parlantes. No quiero interrumpir la ceremonia. Sería bueno saludar al general y a las autoridades. Pero no hay que interrumpir la ceremonia. Ahh, me acuerdo que solicité el permiso para llevar un tigrillo. A Javier Dávila lo conozco. Ese tigrillo lo llevé a España. Le dieron de comer chorizo y cuando creyeron que tenía mucho calor le bañaron con una manguera y se murió con pulmonía. ¿Cómo está el hotel de turistas? Ahí yo viví bastante tiempo. El edificio donde quedaba la Comandancia General del Ejército está restaurado, eso me alegra. ¿Recuerda a alguna persona que le ayudó en la investigación para escribir Pantaleón y las Visitadoras, doctor. Claro que me acuerdo, pero muchos de ellos seguro ya estarán muertos. Me acuerdo de un curita, muy simpático que me ayudó muchísimo. ¿Será el padre Arroyo, doctor? Ese mismo, dónde está él, qué es de su vida, fue un cura muy simpático. Está muy enfermo, doctor, tiene un problema de salud que la neurología trata. El hotel de turistas está igualito. Qué es de la vida de un chino, que fue mi compañero en el Colegio Leoncio Prado, que era muy entrador y que me ayudó muchísimo cuando estaba en Iquitos. Conocía a todo el mundo. Ahh, doctor, el chino Julio Alarcón ya murió hace algunos años, pero el restaurante que tenía lo administra su esposa. Así, que pena, él me ayudó mucho porque conocía todos los huecos de Iquitos. Ya está haciendo su calorcito. Conoció al chino Tuchía, doctor. No, nunca lo conocí pero su historia me contaron varias personas. Bueno, nos vemos, que les vaya bien. ¿Usted cree doctor que podamos tomarle una foto en la lancha, en medio del río? Usted sabe que ésa es la foto que nos interesa, que los periodistas deben mandar como testimonio de la navegación por el río Amazonas. En principio no creo que haya inconveniente. No hay problema. Señorita ya el doctor autorizó para tomarle unas fotos en la lancha. No sé, señor, ellos están de descanso y es una visita privada. No le aseguro nada. Don Mario se pone al borde de la lancha para la foto deseada. ¿Puede irse a la parte de adelante, don Mario? Donde está el dragón, por favor. Un saludo, don Mario. Alce la mano, por favor. Suerte, que les vaya bien. Nos vemos el sábado. A usted también don Mario, feliz viaje de navegación. Feliz viaje.

Todas estas frases las pronuncié y escuché desde la tarde del sábado hasta la mañana del domingo. Mario Vargas Llosa llegó a Iquitos junto con 35 personas –entre amigos españoles y peruanos- para visitar la Reserva Nacional “Pacaya Samiria” durante siete días. Es la visita más importante de los últimos años. Don Mario Vargas Llosa recorrió las calles nuevamente, de lo que fue Iquitos, de lo que es Iquitos. Recordó a los personajes de “Pantaleón y las visitadoras”. Recordó a los amigos que le ayudaron en la tarea de escribir ese libro. Se paseó por el malecón, estrechó la mano de quienes se le acercaban. Conversó con los transeúntes. Autografió para este pechito en la última de sus novelas. Qué maravilla. Cuando llegué a mi casa, después de tomar las fotos cuando navegaba rumbo a Pacaya Samiria, sólo atiné a decir, cerrando los ojos: ¿Será verdad todo esto?.

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