El más grande

Recuerdo como si fuera ayer cuando mi padre con su radio a transistores se emocionaba con las noticias boxísticas. Y se emocionaba aún más cuando hablaba de ese norteamericano que mi infancia no entendía bien si era Cassius Clay o Muhammad Alí. Lo que sí entendía perfectamente era que había recuperado cuantas veces quería el título de Peso Pesado de las dos organizaciones que por esa época tenía el boxeo mundial. Mi padre iluminaba mi infancia deslumbrándose y deslumbrándome porque el púgil de Louisville no sólo noqueaba –que ya era bastante- sino que advertía en qué asalto tumbaría a su contrincante. Desde el inicio de su carrera fue considerado un bocón. Desde que se enfrentó en 1964 por el título mundial a Sonny Liston se ganó la fama de 'Bocazas' -como le llamaba la prensa- y en esa oportunidad Liston había asegurado que acabaría con las fanfarronerías de ese jovenzuelo de 22 años. Pero a los seis asaltos Clay gritaba “Yo sacudí el mundo, soy el más grande”. Se había convertido así en el campeón de la máxima categoría, a pesar de los presagios en su contra de diarios como el The New York Times.
Desde esa pelea famosa dejaría de ser Clay para convertirse en Muhammad Alí porque abrazaba el islamismo y se convertiría en la leyenda del cuadrilátero donde se presentaba con los brazos sueltos sin ninguna guardia cuando lo tradicional era protegerse con ellos. Pero no sólo era un gran boxeador sino que daba la pelea en el terreno político. En 1967 su iluminada carrera sufrió un apagón porque condenó la guerra de Vietnam y se negó a prestar servicio militar. Por ello se le despojó del título y su licencia de boxeo. Periodistas de la talla de Pocho Rospigliosi o “El Veco” Emilio Laferranderie –cuyos comentarios eran categóricos- no dudaban en señalarle en reiteradas oportunidades como el más grande.
En 1970 las puertas del ring se le abrieron nuevamente y en 1971 disputaba uno de los tres combates que harían de su nombre una leyenda. La llamada "Pelea del Siglo" contra Joe Frazier, quien le propinó su primera derrota. En 1974 George Foreman, aspirante a campeón mundial, en el combate denominado "Estruendo en la Jungla" la sorpresa la dio Alí, que lo venció en el octavo asalto. Foreman había ganado 40 combates y 37 de ellos por K.O. Alí lo envió directo a la lona. Luego de ese triunfo provocaría con esta frase "Frazier es demasiado feo para ser campeón del mundo". Inmediatamente se pactó la "Thrilla de Manila". Ese combate concluiría con ambos destrozados. Alí sufrió un colapso circulatorio y cayó en la lona. En 1975 apareció Leon Spinks y lo despojó del título. Lo recuperaría en 1976. Después de 61 combates con 56 victorias y cinco derrotas dijo adiós al boxeo en 1979.
28 años después de ese retiro celebra su cumpleaños número 65 afectado por el mal de parkinson y sólo nos queda disfrutar de su valentía inigualable a través del video. Su bocaza era tan grande como su valentía. Era un triunfador hasta que le cayó la enfermedad. Muchos seguramente lo habrán visto en las olimpiadas que organizó Estados Unidos. Cosa curiosa: los mismos que le quitaron la corona por oponerse a una guerra perdida le rendían homenaje. Hoy que ha celebrado sus 65 años no dudo que se opondría con todas sus fuerzas a la intervención contra Irak y si pudiera gritar no sólo exclamaría que fue el más grande sino que en todas partes del mundo tiene admiradores como este articulista.