periodismo loreto

Articulos escritos por el periodista Jaime Vásquez Valcárcel desde Iquitos, capital de la Amazonía peruana.

Monday, January 15, 2007

La teve como revolver

Al conocerse que un niño de diez años, de origen guatemalteco, se suicidó de manera accidental en Houston (Texas) cuando intentaba imitar el ahorcamiento del ex líder iraquí Saddam Hussein tras ver imágenes de la ejecución en la televisión, queda claro la importancia que tiene este medio de comunicación en el comportamiento de la población, especialmente los niños. Y, sobretodo, la responsabilidad que tenemos los periodistas al transmitir imágenes. No hay duda que, tal como lo informó el periódico The Houston Chronicle, ese niño guatemalteco al ver las imágenes del ahorcamiento quedó totalmente impresionado.

El niño se ahorcó arrojándose de una litera la víspera del Año Nuevo poco después de ver las imágenes de la televisión. "Creemos que se trata de un accidente. Pensamos que el niño estaba jugando", dijo el portavoz de la policía. La madre del niño dijo a la policía que el niño había visto imágenes de la muerte de Saddam en la cadena hispana Telemundo, poco antes de colgarse. Según la madre, la manera en que el extinto líder iraquí fue ejecutado despertó la curiosidad del niño, quien hizo varias preguntas al respecto a su tío.

En Pakistán, un niño de nueve años murió al intentar imitar en un juego el ahorcamiento de Hussein. Con ayuda de su pequeña hermana de diez años, logró atar una cuerda al ventilador del techo de su casa y luego se ahorcó.

Mientras que en el este de la India, una joven de 15 años se ahorcó deprimida por la ejecución del ex dictador iraquí Saddam Hussein. "Ella dijo que habían colgado a un patriota. No la tomamos en serio cuando nos dijo que quería sentir el dolor que experimentó Saddam Hussein durante la ejecución", declaró la madre de la joven, Manmohan Karmakar.

Desde que Saddam Hussein fue ahorcado el 30 de diciembre del 2007 en un cuartel de la inteligencia militar de Jadamiya, barrio del norte y de mayoría chiita de Bagdad, muchas cosas se han dicho en su nombre y por su muerte. Queda claro, sin embargo, que Estados Unidos lo utilizó primero para matar en Irak para terminar matándolo a él mismo. No es el primer caso en que los norteamericanos utilizan a un hombre para implementar su poder y luego con ese mismo poder lo destruyen que en el peor de los casos tienen un final funerario. Los hombres pasan, el sistema sigue. Augusto Pinochet pasó, el sistema queda. Los muertos, asesinados con el beneplácito y colaboración de Washington aún siguen recorriendo las calles de Santiago, aún con Pinochet en la tumba y en cenizas. La mafia y carteles panameños aún siguen operando en la isla mientras Manuel Noriega –otrora todopoderoso en el itsmo- está preso que es igual a estar muerto. Los norteamericanos le dieron el poder y ellos se lo quitaron. Le dieron libertan y ellos se lo quitaron. La gendarmería del mundo en todo su esplendor.

Y los medios de comunicación jugando su papel. Los medios televisivos ya no sólo entretienen sino que matan. De una forma más sutil, es verdad, pero muerte al final. No con revólver, pero sí con sus mensajes asesinos. Y la televisión es como una metralleta, en el amplio sentido de la palabra. Y la televisión local también una metralleta pero con el añadido que está en manos de ignorantes que cuestionan a los maestros sin haber aprendido a ser alumnos, que critican en el aire lo que ellos (ellas) hacen en privado y en la penumbra. Es decir, la televisión local cumpliendo su triste papel de la nada como primicia, lo efímero como exclusiva y, tratando todavía, cuando no de embrutecernos aunque sea de alocarnos como si la enajenación colectiva fuera menos dañina que la individual.

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