periodismo loreto

Articulos escritos por el periodista Jaime Vásquez Valcárcel desde Iquitos, capital de la Amazonía peruana.

Wednesday, January 31, 2007

Se nos va Fidel

Quien no se siente emocionado al ver a Fidel Castro quizás nunca fue joven. Nunca fue contestatario. Nunca tuvo nada de revolucionario en este mundo donde serlo es una necesidad. Todos tenemos la figura de un presidente cubano imponente e impositivo. Enfrentándose al gran poder. Y no cualquier poder. Y no podemos más que sentir un extraño dolor en el estómago cuando leemos en Internet a través de la página digital del diario madrileño El País que el líder cubano sufre de Diverticulitis y su pronóstico es "muy grave", dijo citando a dos fuentes médicas de un hospital madrileño cuyo jefe de cirugía visitó hace un mes al mandatario.
Lo puramente médico nos acerca a la realidad trágica. Fidel Castro se nos va y con él una parte importante de la historia rebelde de América Latina. Padece, a sus recién cumplidos 80 años, una grave infección en el intestino grueso y fue sometido a varias operaciones fallidas que derivaron en complicaciones. La Diverticulitis es una inflamación de las paredes interiores del intestino. Tras extirparle parte del intestino grueso, los médicos cubanos lo conectaron directamente al recto para evitar la apertura de un ano artificial. Pero, la operación fracasó y filtró material fecal al abdomen, causando una nueva infección. Los médicos limpiaron y drenaron la zona infectada y le realizaron la ileostomía (la apertura de un orificio en el abdomen donde una bolsa recoge las heces)". Tampoco esto dio resultado y Castro tuvo que volver a ser operado, esta vez para instalarle una prótesis coreana que falló y debió ser reemplazada por otra fabricada en España. Un día de diciembre Castro entró siete veces al quirófano. Con esta historia clínica reciente lo más probable es que Fidel Castro se vaya de este mundo terrenal y, como no cree en el celestial, su futuro es más que incierto. Por eso, lejos –o cerca tal vez- de los discursos póstumos o distanciados de la majadera alegría de Washington por la inminente muerte de este líder mundial, hoy me refugio en lo que escribió Gabriel García Márquez sobre él: “Dejó de fumar para tener la autoridad moral para combatir el tabaquismo. Se mantiene en excelentes condiciones físicas con varias horas de gimnasia diaria y de natación frecuente. Una cosa se sabe con seguridad: esté donde esté, como esté y con quien esté, Fidel Castro está allí para ganar. Desayuna con no menos de 200 páginas de noticias del mundo entero. Calcula que cada día tiene que leer unos 50 documentos. Lo he oído en sus escasas horas de añoranza a la vida, evocar las cosas que hubiera podido hacer de otro modo para ganarle más tiempo a la vida. Al verlo muy abrumado por el peso de tantos destinos ajenos, le pregunté qué era lo que más quisiera hacer en este mundo, y me contestó de inmediato: pararme en una esquina”. Parados en la esquina deben estar los cubanos aterrados por su muerte. Parados en la esquina debemos estar quienes creemos en un mundo mejor desde una justa distribución de la riqueza. Contrariamente a lo que muchos creen no es que Fidel Castro va a morir en ese intento sino que, con todos sus errores, nos ha dado una lección de vida.

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