Los nueve meses de Iván
Después que Yván Vásquez Valera ganó las elecciones en noviembre del año pasado e inclusive durante los primeros días de su gestión regional, varias personas de su pequeño entorno y fuera de él coincidían en mostrar su preocupación y temían que los funcionarios que nombrara no siguieran el ritmo que el líder y fundador de Fuerza Loretana impregna a sus acciones. Luego de nueve meses de gestión esa preocupación y temor, lejos de disiparse, ha crecido y generado problemas que pudo evitarse tanto en lo político como en lo administrativo.
Tanto el tema de la compra de pintura y el monto de presupuesto para obras que no se gasta han sido duros golpes para una gestión que, sin tener un ritmo acelerado, al menos no tenía mayores sobresaltos. En el de la pintura era patético observar a uno de los proveedores perjudicados decir varias mentiras sin que el ganador de esa venta hablara algo. Tuvo que ser un funcionario regional quien apareciera como defensor no solo del proceso sino de la empresa ganadora. Generando con esto un ambiente de favoritismo hacia dicho proveedor que a todas luces había sobrevaluado los precios ofertados. En el tema de los 153 millones ha sido también patético que ningún funcionario regional haya salido políticamente a contrarrestar lo dicho por algunos congresistas que han llegado a Iquitos con información parcial sobre algunos gastos. En el fondo solo han tenido la intención de distraer la atención y culpar de los males a nosotros mismos. Es curioso que vengan congresistas desde Lima a mover el cotarro político con por lo menos una parte de los gastos pagados por el propio Gorel.
Y la situación que abona a lo dicho en el primer párrafo es que ha tenido que ser el propio Yván Vásquez desde Lima –en el caso de la pintura- y desde Argentina –en el caso de los congresistas- quien ha dado una respuesta para evitar el escándalo y desprestigio en su gestión. Primero, dejando sin efecto la compra de pintura y llamando a un nuevo concurso y, segundo, respondiendo a través del programa de James Beuzeville a esos congresistas que quieren descentralizar la discusión de temas regionales con actitudes sesgadas y por demás centralistas.
En medio de todo esto, me preocupa que el Vicepresidente Norman Lewis, contrariamente a lo que sucedía en la gestión edil 1999 – 2002, no ande al ritmo del Presidente. Es verdad que Lewis tiene un biotipo político distinto al de Yván. Pero en la gestión municipal cuando Yván se ausentaba el ritmo lo seguía Lewis sin que se detuviera la línea maestra del proyecto. Hoy –como ha sucedido en los últimos días- hasta Norman se ausenta cuando Yván no está y deja virtualmente descabezada la gestión. No me atrevo a lanzar hipótesis de esta situación, pero es evidente que Norman no es el mismo de antes. Al menos eso es lo que percibo y creo mi obligación decirlo.
Ahora ¿qué hará Yván cuando pise nuevamente tierra loretana? Difícil saberlo. Lo primero que debería hacer es leer una y otra vez las cifras de la última encuesta publicada hace algunos días. Pero más allá de esas cifras debería analizar las declaraciones de Jhon Gonzáles, representante de la empresa encuestadora, quien dijo que nota la existencia de una dinámica distinta entre el presidente regional y sus funcionarios que perjudica la gestión y que detiene el ímpetu presidencial y desvía los objetivos prometidos. Ante ello Yván tendrá que prescindir de varios funcionarios, previa evaluación, por supuesto y donde seguramente Norman Lewis tendrá que participar para que ambos retomen el ritmo que antes se les conocía y hagan de Loreto, un mejor lugar para vivir.